jueves, 21 de abril de 2011

El proceso es lo importante

A traves de twitter conocí a un grupo de MEF's (maestros y maestras de EF) y pronto surgió la idea de desarrollar algún proyecto colaborativo con la participación de nuestro alumnado. Hemos empezado con algo sencillo: fabricar juguetes, materiales para nuestras clases a partir de material reciclado y luego intercambiar los juegos y actividades que nuestro alumnado preparase y jugar las propuestas de los demás centros. Si queréis saber más del #proyectoEF seguid el enlace.
Pero este no es el tema de este post sino que trabajando con los niños en la creación de los materiales y los juegos me he dado cuenta, una vez más, del valor, de la importancia del proceso sobre el resultado.
Este es un breve resumen del proceso que hemos seguido en el desarrollo de la 1ª tarea del proyecto:
Primero fue presentarnos y conocer a los demás niños y niñas:¿Dónde viven? ¿hablan como nosotros? lo que motivó la consulta de mapas y asedio de preguntas a toda persona que conociese algo de Mallorca, Alicante o Tarragona.
Curiosos y motivados empezamos la construcción del material ¿qué necesito? ¿dónde lo encuentro? ¿cómo lo hago? ¿cómo lo puedo mejorar y hacerlo único?. De la clase los niños y niñas se llevaban todas esta preguntas a las que iban dando respuesta, cada uno/a a su manera, poniendo en juego todos sus recursos, conocimientos, habilidades, creatividad e imaginación. ¿No es ésto desarrollo de competencias?
En esta primera fase del proceso los tetrabricks se convirtieron en tetrapalas personalizadas pero a continuación el juguete planteó nuevas cuestiones a los niños y niñas: ¿cómo lo puedo usar? ¿para que sirve? ¿qué puedo hacer con otros compañeros?¿qué otras cosas tendré que usar para jugar?.
En dos sesiones tuvieron ocasión de dar respuesta libremente a estas preguntas, probaron distintos materiales, pelotas de distintas dimensiones y características, añadieron aros, barreras, colocaron objetivos como cubos, ruedas etc...
De todo esto surgieron multitud de propuestas que cuajaron en juegos. Los niños y niñas mostraron y explicaron sus juegos a los demás y los invitaron a probarlos, en la clase, en los recreos; incluso se llevaron las tetrapalas a casa para probar con sus hermanos y hermanas. Hasta aquí todo el proceso de aprendizaje había girado en torno a al hecho de jugar, pero una vez concluida esta fase, quedaba decidir cuales de aquellos juegos iban a ser compartidos con los compañeros y compañeras de los otros colegios participantes. Siempre que hay que elegir lo hacemos en asamblea, a mano alzada y así lo hicimos con el primer curso. Pero con segundo probamos a hacer una votación más elaborada.
¿Qué hacemos primero?. Decidimos hacer una lista con todos los juegos y los inventores e inventoras recordaron a todos los aspectos más destacados de "su juego".
¿Cuantos juegos vamos a proponer a los otros colegios? Teníamos que tener en cuenta que primero ya había propuesto dos. Acordamos que cuatro estaría bien. Así pues en trocitos de papel escribiríamos nuestros 4 juegos favoritos -¿Puedo poner el que nos hemos inventado mi amiga y yo?- -¡ por supuesto!- Este detalle era nuevo para ellos, incluir en la votación la candidatura propia y además otras tres.

Luego, depositar el voto. No teníamos urna así que en una bandeja fuimos dejando las papeletas, y cuando la lista de asistentes estuvo completa, empezamos el recuento leyendo las papeletas y anotando un punto por cada mención.
Los juegos con más votos fueron seleccionados para presentarlos al resto de participantes en el proyecto. Todos los juegos fueron votados en varias ocasiones, por lo que sus autores recibieron el reconocimiento de sus compañeros/as. Así aprendimos una nueva forma de decidir, según ellos y ellas "las cosas muy importantes".
Pude asistir de estrangis a un diálogo que me hizo sonreir: - "Así es como los mayores eligen a los alcaldes y eso"- comentó uno de los niños a la compañera que estaba a su lado- ¿Tú que has votado?- y muy seria le contesta con un guiño -Es un secreto.-
La tarea aún no está completa. Falta presentar en dos sesiones las propuestas de juego de los otros colegios y enviarles algunos productos elaborados con ellos : vídeos, fotos, dibujos,etc. Ese es el producto que esperamos conseguir.
Ahora , reflexionando acerca de lo que hemos experimentado hasta el momento me pregunto ¿Ha valido la pena invertir tanto tiempo para que el alumnado participe en la toma de decisiones del proceso de enseñanza-aprendizaje tan al completo? ¿Serán más ricos y duraderos los aprendizajes realizados de esta forma? Sin duda la respuesta a ambas preguntas es SÍ.
Desde mi punto de vista no son los resultados lo que hay que tener en cuenta al valorar la calidad de un aprendizaje, sino los procesos, el camino, las preguntas que nos llevan a esos resultados. Porque las respuestas a esas preguntas, conductoras-inductoras, que se realizan en el discurso procesual pueden ser las esperadas o no, adecuadas o erróneas, pero conducen a un nuevo paso, a un nuevo interrogante que abre otras expectativas. El avance en el proceso de aprender se basa en el hacer, hacerse o inducir las preguntas adecuadas; las respuestas, los resultados, no son lo importante




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